22 El corazón alegre es un buen remedio,
    pero el ánimo decaído seca los huesos.

23 El malvado acepta soborno en secreto,
    con lo que tuerce el curso de la justicia.

24 La meta del prudente es la sabiduría;
    el necio divaga contemplando vanos horizontes.[a]

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Footnotes

  1. 17:24 el necio … horizontes. Lit. y los ojos del necio en los confines de la tierra.

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